Para una musa divina

Para una musa divina
¡Oh! noches deleitosas

De cómplices silencios, sólo interrumpidos

Por caricias preciosas

Y cálidos gemidos

Lánguidos y dulces, que adornan mis sentidos.
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¡Oh! bello palpitar

Esmaltado precioso de aroma de mujer

¡Oh! dulce despertar

Cuando al amanecer

Me entregas deliciosa, la dicha de tu ser.
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Cuán bello y cuán hermoso

Tu porte y la delicia, de tu venustidad

Y cuán soy venturoso

De tus sensualidad

Crisol que en nos se funde, nuestra felicidad.
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Ya se escondió la luna

Y ya crecida y rosa, la naciente alborada

No se observa oportuna

Que tú a mí enlazada

Reposas cariñosa, dulce y bella mi amada
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Posdata. Cuando escribo "aroma de mujer" no aludo a las poetisas cuyo nombre es ese.